Luisina
Gandola
Spektor

Las palabras, alborotadas, golpean tu garganta, escalan impacientes las cuerdas vocales, empujándose unas a otras, corren salpicando sudor mezcla de sangre, hasta encontrarse con unos labios sellados en dónde todas caen rendidas.

Aplastadas, algunas mueren en la cavidad tibia o bajo el filo óseo.
Las que logran sobrevivir, miran hacia arriba. Escuchan que una voz que goza de ocultarse en unas recónditas, laberínticas y tortuosas cavernas les dice: 'hoy no van a salir, otra vez van a quedarse ahí, en la antesala de la libertad, la podrán oler y al instante caerán'.
¿A dónde volverán? Tal vez a las manos que pintan, a los ojos que miran el lienzo, a los pies que deciden, una vez más, sostener todo lo que queremos ser...